sábado, marzo 04, 2006

Pies de mujer

Esto lo escribí hace poco. Creo que delata que me estoy volviendo viejo y paranoico.




Pies de mujer

Por J.P. Gutiérrez



Todo no estaba perdido, no, todavía no. Eso me dije mientras me bajaba del ómnibus y empezaba la larga caminata hacia el trabajo(casi dos kilómetros), como para infundirme ánimos y auto convencerme, no pude evitar reírme al pensar que me vendría bien un libro de auto ayuda, si, de esos que tanto odio. No, no estaba todo perdido. Si él no estuviera más quizás uno podría, toctoctoc, y el ruido de esos asquerosos tacos comenzó a sonar detrás mío. Bueno, me dije, si él no estuviera yo tendría la oportunidad, no digo que tuviera que matarlo, pero sí un buen susto y seguramente es la pelirroja que se bajó conmigo, esa que trabaja acá en el Ministerio de Defensa, pero que desconsideración che, hacer tanto quilombo a las seis de la mañana, y quien dice que al flaco una bala no le venga mal, pero que hablo de balas yo, que la única vez que tiré fue en lo de mi tío y era un rifle del veintidós, si me animara a comprar una bueno, pero tendría que buscar otra solución, y sí, definitivamente debe ser la pelirroja, porque la otra vieja que se bajó conmigo tenía sandalias, toctoctoc, esos no son ruidos de sandalias, esos son unos tremendos tacos de madera. Tengo mucho camino para adelante, pero nada más esta mañana para pensar, el flaco no puede pasar de hoy, no debe pasar de hoy, mañana llega y si se cruza al flaco se pudre todo, quién me manda a mi a meterme en semejante cosa, yo que trabajo como una hormiguita ahora asesino o inventor de buenos sustos, y yo sé donde vive el tipo este, si lo espero afuera, hay como un pino contra el tapial y capaz no me vea, espero la noche claro, y me busco un martillo de mis herramientas, y a ésta sí que la mato, a ésta ni la pienso, ningún susto, un buen martillazo bien dado en la cabeza por quilombera, parece que lo hiciera a propósito, lo ve a uno concentrado y ensimismado caminando y le salen las ganas de molestarlo a uno, entonces toctoctoc, apreta el talón contra el cemento, y a mi que demonios me importa si tenés buenas piernas o querés levantarte las nalgas, yo demasiado tengo con averiguar si lo dejo o no pasar al flaco esta noche, que te parece si lo agarro cuando duerme, matar a una persona dormida no debe ser tan difícil, sí claro, es lo más cobarde del mundo, pero a quien le importa la cobardía en una situación desesperada, tampoco quiero que en mi epitafio diga: Murió por estúpido, no por cobarde. Que diga lo que quiera, por lo que lo voy a leer yo. Me río un poquito, la verdad que estuve bien en esa acotación y toctoctoc más fuerte, como si quisiera tapar el sonido de mi risa contenida con esos tacos de porquería, y por qué no me pasa de una vez, yo camino despacito porque si me doy vuelta ni te cuento donde la mando, pero la malparida no me pasa, seguro que está disfrutando, si, siempre agarrara un tarado y le arruinara ese momento previo al trabajo, esos minutos vitales donde somos capaces de organizar todo lo que no organizamos en nuestro verdadero tiempo libre, esos quince, treinta minutos en los que planeamos el día, la semana, el mes, la vida, y ella tan contenta dentro su caparazón de cerda egoísta diciéndose que no podría comenzar la mañana mejor, y riéndose sin que yo siquiera lo note, caminando despacito despacito, y si yo me paro ella también, y finge que busca algo en la cartera, claro, no puedo pretender que se ate los cordones, y a ver si me concentro que después en que momento pienso en la coartada, bueno, pero eso después, primero como lo matamos y después como mentimos. ¿Y si le abro el gas al tipo? Espero que se duerma y le largo todo eso. No, mira si el tarado me siente y prende la luz, volamos todos al diablo y sobre todo yo que soy el asesino y no me tendría que morir con la víctima, ahí no me conviene el plan, porque si lo mato, o lo asusto, todavía no sé, si lo mato o asusto es porque quiero vivir. Pero lo del gas me da otra idea, claro, podría... y esta mujer parida por un contenedor de yeguas me podría dejar en paz un minuto, que demonios le pasa, ni los autos o las motos son tan molestos como sus toctoctoc, me voy a dar vuelta y le voy a meter una mano que le voy a sacar de por vida las ganas de molestar a gente pacífica como yo, y bueno, a ver, el flaco vivía en... No, eso ya estaba, ya estábamos en la parte del susto, bah, no, creo que lo iba a matar, si, es verdad, ya había decidido que lo iba a matar, y que iba a hacer volar la casa con gas, claro, no quedan evidencias, sí, pero no, algo había, ¿que era? No puedo leer lo que pienso para atrás, tendría que haberlo anotado, aunque sea en el boleto del ómnibus. ¿Qué era?
Ah, estaba el tema de que, esta flaca la verdad, toctoctoc, por favor no lo soporto más, es como la tortura china de la gota cayéndote todo el tiempo en la cabeza hasta que te volvés loco, o como el libro ese "El sonido y la furia" que no sé de que se trata, pero debe ser de algo como esto, toctoctoc, y ya me cansaste flaca, ya perdí, ya llego al trabajo y ¿que tengo?, pero me vas a escuchar, toctoctoc, ¡basta!, toctoctoc, ¡basta!, TOCTOCTOC, ¡BASTAAAAAAA!
Me doy vuelta y grito:
- ¡¡¡Podes dejar de hacer tanto quilombo!!!

No hay nadie detrás mío.